El presidente Danilo Medina fue muy honesto ayer al responder preguntas respecto a la ola de delincuencia que nos arropa.
En un país presidencialista como este a menudo se piensa que la solución de todos los problemas los tiene el Gobierno, quien es una parte de la ecuación e importante por demás, tal vez el eje principal, aunque no el único, pero la realidad sea dicha, el deterioro social que vivimos es culpa de todos, no hay una parte de esta sociedad que no tenga una parte así sea mínima de responsabilidad.
La desigualdad, la discriminación, la falta de valores, la falta de oportunidades, son males en los cuales todos tenemos una parte del pastel, como empresarios, como familia, como padres, como educadores, como parte del engranaje que mantiene moviéndose el mundo. Todos tenemos la oportunidad de aportar para que las cosas sean distintas.
Eso no significa que no se le exija al Estado que haga su parte, pero; ¿alguna vez nos preguntamos que hacemos nosotros para que las cosas sean distintas? ¿Algo más allá que quejarnos en redes sociales y reuniones? Como educamos, damos seguimiento a nuestros hijos, o; ¿somos como las madres que se han vuelto virales en estos días por decir que sus hijos no matan, que «solo trabajan» vendiendo drogas? ¿Somos el tipo de empresario que mientras más le dan más exige, pidiendo una pulcritud muy lejana a su forma de actuar, que viola los derechos de sus empleados, de aquellos que se ganan el 300%? Y así, una interminable lista de desigüaldades que crean la serie de «fichas» que vemos a diario en las noticias.
Cuando podamos responder esas preguntas, entonces es posible que tengamos una sociedad mejor, más justa y equilibrada.