El caso de la caminata de miles de inmigrantes que se dirige hacia los Estados Unidos y las últimas declaraciones del presidente de esa nación, Donald Trump, donde dice que trataran de eliminar la ley que permite otorgarle la nacionalidad a los hijos de ilegales o personas que se encuentren de tránsito, debería llamar la atención de todos, nosotros compartimos ambos problemas, una frontera porosa por donde entra quien quiere y de todo y una sentencia que determinó quien puede ser dominicano y por lo cual nos han demonizado en todas partes, como si todo el mundo tuviese derecho a proteger sus fronteras y nosotros no.
Ahora, la nación más poderosa enfrenta el mismo dilema y guardando las distancias dependiendo de su respuesta podremos hacer mucho o poco. ¿Pero, se podran callar algunas bocas?
Prestemos la atención debida para que no suceda lo de siempre que una cosa es tocar con guitarra y otra con violín. Las naciones se manejan, se supone, con un principio de igualdad y nuestra soberanía vale exactamente igual que la de una potencia a pesar de los precónsules que nos mandan y nosotros aceptamos, parecen pensar o a veces se les olvida, a propósito de la reunión aquella en la JCE donde se nos quiso bajar raya.
